Lo único que supera el hecho de contemplar un plato lleno de racimos de uva madura y jugosa es un vaso de zumo de uva natural preparado con escobajo, piel y pepitas. Estas frutas dulces y nutritivas han sido consideradas como el alimento de los dioses, y el hombre las ha exaltado desde las épocas más remotas. Dentro de algunas tumbas egipcias se encontraron pepitas de uva y en el Antiguo Testamento se hace mención a su cultivo.
Los viñedos más extensos de uvas de mesa se encuentran en América Central y América del Sur. Hay entre cuarenta y cincuenta variedades distintas, cuyos colores varían desde el verde y el blanco hasta el rojo y el púrpura; algunas no tienen pepitas y todas ellas son deliciosas.
Las uvas tienen mucho potasio, un mineral que refuerza las reservas alcalinas del cuerpo a la vez que contribuye a mejorar la función renal y a regular el ritmo cardíaco. También contienen hierro, indispensable para la producción de glóbulos rojos. Sirven para estimular la secreción de los zumos gástricos, facilitar la evacuación de los intestinos, limpiar el hígado y acelerar la eliminación del ácido úrico. Es más, relajan el sistema nervioso como pocas frutas pueden hacerlo. En Francia, cuando maduran las vides, mucha gente se alimenta sólo de uvas como una manera natural de regular el equilibrio ácido- alcalino y desintoxicar el organismo. Algunas estadísticas señalan que la incidencia de los casos de cáncer es inferior en las regiones del país galo donde año tras año se sigue esta dieta.
Si padece diabetes, hipoglucemia, hiperglucemia o algún otro trastorno relacionado con los niveles de glucosa en sangre, intente no tomar esta fruta, ya que contiene mucho azúcar. Paradójicamente, es esa misma dulzura lo que hace que las uvas sean tan irresistibles tanto para los mayores como para los pequeños.
Si el zumo de uva casero le resulta empalagoso (lo crea o no, puede llegar a serlo), añádale unas gotas de zumo de limón para suavizarlo. Bébalo sólo o combinado con zumos de otras frutas.
Consejos para su selección y conservación: Haga todo lo posible para conseguir uvas biológicas. Las vides son una de las plantas más fumigadas, a las que se llega a aplicar hasta cuarenta y tres tipos diferentes de pesticidas y otras sustancias tóxicas. Para mis hijos, compro siempre uvas biológicas aunque me cuesten una fortuna: ellos bien lo valen. Las frutas deben ser frescas, carnosas, fuertes al tacto y de color vivo. Si compra uva blanca, elija la que tiene un matiz amarillento; las variedades negras y púrpuras deben presentar una coloración uniforme. La frescura y la madurez de las uvas se manifiesta en forma de un aspecto ligeramente polvoriento. Cuando se coge un racimo, las uvas no deben desprenderse del tronco, no deben estar pegajosas, mojadas o blandas ni deben tener un brillo excesivo. Los escobajos deben estar verdes y sanos; si están marrones y resecos, significa que las uvas no son frescas.
Lávelas cuidadosamente y, una vez secas, guárdelas en la nevera, donde se mantendrán durante siete días o más.
Zumo de manzana, uva y limón
Una ración equivale aproximadamente a 250 centímetros cúbicos
3 manzanas golden u otra variedad de manzana dulce
1 racimo (120 gramos) de uva blanca o negra, preferiblemente biológica.
¼ de limón con piel
Corte las manzanas en rodajas finas. Si la uva no es biológica, quítele el escobajo. Corte el limón a rodajas. Pase por la licuadora la mitad de las manzanas y la uva, añada el limón, y continúe con la fruta restante.
de Juan Ramón Molina
Cuelgan racimos de adorables poemas,
negras uvas en gajos tentadores,
fingiendo los alegres surtidores
un murmullo de besos y de bromas.
Dormitan en las ramas las palomas
los buches esponjando arrulladores,
y el capitoso aliento de las flores
unge el follaje y el parral de aromas.
Un sol ardiente esparce ses madejas
de luz, sobre el jardín; y las abejas
un vals preludian, áspero y sonoro.
Bailan las mariposas deslumbrantes,
y picotean pájaros brillantes
unas naranjas que parecen de oro.