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26 Jun
26Jun

Palo Santo

Originario de Latinoamérica, el Palo Santo es una especie arbórea utilizada con fines tranquilizantes.

Es conocido como la “madera sagrada” y se emplea desde la antigüedad con fines espirituales.    


Gracias a sus propiedades, el Palo Santo es utilizado para aliviar las enfermedades causadas por el estrés, así como para mantener la calma y el equilibrio emocional, elevar la autoestima y mejorar el humor. El incienso de esta madera contiene propiedades medicinales antireumáticas, diuréticas, depurativas y antisépticas, además de ser una gran fuente de antioxidantes. Por ello, el Palo Santo es muy común en prácticas como el yoga, el reiki y la aromaterapia, ya que ayuda a limpiar y purificar el ambiente. 



La forma más común de usar el Palo Santo es como incienso o, en todo caso, encendiendo un pedazo de madera seca para esparcir el humo en un espacio determinado. Para que la madera se mantenga encendida, hay que prender la llama cada cierto tiempo y dejarlo en un recipiente para que este se apague solo. 



Utilizado en diversas culturas, se cree que el humo de esta rama trae numerosos beneficios como no solo aromatizar espacios, sino también eliminar energías "pesadas".
El Palo Santo también ha sido históricamente utilizado para sanar estados emocionales o problemas causados por el estrés. Esta madera, que es reconocida por su aroma dulce e intenso, desde hace miles de años ha sido utilizada, además, con fines espirituales.

Al contener una gran concentración de limonene, una sustancia que se extrae de las cáscaras de los cítricos, el Palo Santo tiene un olor muy particular, dulce y leñoso con toques de menta, eucalipto y limón.                                                                                                         Entre sus propiedades, ayuda a mantener la calma y el equilibrio emocional, elevar la autoestima y "despejar" el mal humor.     


El nombre real es Bursera graveolens, y siempre ha sido utilizada por los pueblos sudamericanos, que la consideran una especie de árbol sagrado. Los europeos la descubrieron a principios del siglo XIX y los estudiosos que la catalogaron por primera vez decidieron darle este sugerente apodo porque el palo santo florece el día de Navidad. Después de siglos de explotación indiscriminada, el palo santo es hoy una planta protegida


Su madera de perfume aromático, que la hace tan valiosa, depende de muchos factores, que van desde la composición química del suelo hasta la edad del árbol, pasando por la forma en que se recolecta la misma madera. Para que la madera de palo santo alcance su mejor fragancia, el árbol del que se extrae debe tener ya al menos diez años. Además, las ramas que se recolectan deben haberse caído ya por sí solas y haberse secado en el suelo, donde se enriquecen con hongos y líquenes de diversos tipos. Por lo tanto, en los cultivos de palo santo se espera a que los árboles hayan muerto de forma natural, se dejan en el suelo de 4 a 10 años y luego se recolectan. A partir de ese momento, se plantan nuevos árboles, mientras que los árboles recolectados se procesan mediante un proceso de destilación natural denominado destilación por arrastre de vapor, que se utiliza para procesar las sustancias que se degradan a temperaturas próximas a su punto de ebullición. Esto hace que el proceso sea especialmente adecuado para la producción de aceites esenciales y compuestos aromáticos naturales. En la práctica, se introduce agua o vapor en la columna de destilación para bajar el punto de ebullición de las sustancias y, si esto no es suficiente, se utiliza el vacío hasta obtener las condiciones óptimas para separar el agua de los principios activos.



Para quemar el Palo Santo conservando inalteradas las cualidades de la resina y los aceites esenciales contenidos en él, y obtener así el mejor perfume, es necesario utilizar un método especial. El Palo Santo se vende en forma de barritas que tienen más o menos la misma longitud y grosor. Esto también sirve para mantener, durante la combustión, una conservación óptima de las resinas y los aceites esenciales contenidos en la madera. 


Por la misma razón, nunca debemos someter la madera a una fuente de fuego demasiado intensa, que acabaría carbonizándola: no debe ser la llama la que consuma la madera de Palo Santo, sino las brasas. Enciende un encendedor, acércalo a la madera y empieza a quemarla suavemente. La madera del Palo Santo necesitará unos 30 segundos de contacto con la llama para empezar a quemarse de manera uniforme. A continuación, apaga el fuego, sopla sobre la madera, que habrá empezado a desprender un característico humo blanco. Sin embargo, si el humo que sale es negro, significa que estás quemando demasiados aceites esenciales y arruinando la aromaticidad del Palo Santo.
Si tienes la sensación de que la madera se está apagando, vuelve a soplar sobre ella, pero evita volver a utilizar la llama para no carbonizar el Palo Santo. Utiliza la madera para esparcir el humo por la habitación y luego deja que se apague tranquilamente. El «palito santo» puede reutilizarse muchas veces, basta con guardarlo en un recipiente ignífugo. 




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