La industria del espíritu, una de las operaciones mercantiles más exitosas de nuestro tiempo, ha crecido exponencialmente en los últimos años, no hay más que ver la cantidad de instructores y pupilos de mindfulness, o de yoga, que hay a nuestro alrededor. Mindfulness y yoga en su versión pop para Occidente, no precisamente las antiguas disciplinas que practican los maestros orientales, sino un producto práctico y de rápido aprendizaje que conserva su estética, su merchandising y sus toxinas culturales.
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